Últimamente tengo la cabeza en todos lados, lo que me muestra al mismo tiempo que no la tengo en ninguno.
Nadie dice que no se puede tener el corazón y la mente en algunas partes porque en realidad así es como vivimos, en muchos lados, en varios tiempos, y si me pongo a pensar en todas las partes de mí que se encuentran repartidas quizás no acabaría de contarlas nunca.
Hay partes que se quedan en algunos lugares y otras en muchos quienes. Algunas las dejamos a propósito, otras no sabemos cómo recuperar o tal vez tampoco queremos que vuelvan. Creo que esa es una de las razones por las que no sabemos vivir el tiempo que nos corresponde, quizás seguimos regresando a esos momentos que ya le habíamos entregado a la memoria porque queremos escaparnos del que está ocurriendo “ahorita”.
Pienso que el pasado se parece mucho a mirar a través de una ventana empañada.
Y si nos atreviésemos a pasar la mano sobre el vidrio, quizás podríamos darnos cuenta de que las cosas que viven en él no son las mismas que vivimos en su momento.
Siempre he dicho que los recuerdos mienten, pero creo que lo hacen de una forma en la que no creemos que lastiman. Hubo alguien alguna vez que me dijo que la memoria es un lugar que se desordena cada vez que volvemos a ella, y creo que tenía toda la razón.
Recordar es un proceso de reconstrucción constante, y por lo mismo es un proceso en el que la probabilidad del error es inmensa.
Porque nunca armamos las cosas del mismo modo. Aunque creemos que sí.
Se nos olvidan pasos y piezas, se nos olvida que no somos la misma persona que construyó ese recuerdo por primera vez. Así es como se nos escurre el tiempo, así es como se escapa.
No nos damos cuenta de que intentar recuperar lo que pasó es otra forma de perderlo.
Es cierto que todos tenemos lugares a los que vamos cuando la vida pesa. Lugares en los que estamos, pero ya no somos. Acudimos al pasado para consolarnos y al futuro para asegurarnos de que hay un lugar que todavía espera por nosotros. Lo que pasa es que casi siempre se nos olvidan que esos tiempos no existen. Dependerá de cómo los recorra cada uno. A veces regresamos para volver a caernos, a veces para recordar lo que se supone que ya habíamos aprendido. Me gusta pensar que la memoria se divide tanto en pasado como en futuro, porque la cabeza *y el corazón (que a mi forma de ver vienen a ser la misma persona) casi siempre están viviendo en el después.
En lo que no ha pasado -todavía- o en lo que quizás nunca termine de pasar.
Pero es más fácil pensar en lo que viene porque trae consigo una gran dosis de expectativa. Hay muchas cosas que caben en el después, por eso es tan bonito el futuro, porque se parece mucho al momento justo antes de soplar la vela de cumpleaños… y pedir el deseo es mucho más fácil que cumplirlo.
La buena noticia es que de eso te encargas tú.
La mala es que no es posible hacerlo si tu cabeza y corazón están en otros tiempos. Tienes que buscar la forma de regresar al ahora. De actuar sobre lo que está pasando -ahorita- y no sobre lo que ya pasó o lo que “podría”pasar.
Hay una gran diferencia ente vivir y el presente y -sobrevivirlo-
Creo que la mejor forma de hacer las paces con lo que sueñas es darle el lugar que corresponde a tu presente. A quien eres hoy y con lo que sabes en este preciso momento.
Es inevitable regresar y adelantarte a lo que pasó y pasa, pero no dejes que te prive de lo que está pasando ahorita. No pierdas este momento por buscarte en el siguiente.
te quiero,
g.
¡Gracias por leer ¿Aló?!
Por si no lo sabías tengo un libro con los escritos que me ayudaron a sanar. Se titula: “Los pájaros tristes también cantan”
Lo genial del libro es que no tiene un orden, me gusta pensar que es una ruleta y los escritos te encuentran dependiendo de la página que abras.
Puedes conseguir el tuyo aquí (méxico)
Puedes conseguir el tuyo aquí (españa)
Puedes conseguir el tuyo aquí (colombia)
Gracias por estar.
-lunatintaypluma
buah este me gustó mucho. hay una verdad inmensa en cada frase
Gracias por tus palabras tan acertadas 🤍🤍🤍