A veces la vida se siente como una autopista
Una vía rápida, pasajera, entrecortada. Un lugar en donde los accidentes y las canciones se viven con la misma adrenalina.
Creo que las carreteras, así como la vida, no te hablan del dónde ni el cuándo, ni tampoco del porqué. La vida no entiende de tiempo, mucho menos de razones. Porque la verdad es que hay motivos que no siempre pueden explicarse.
Como la fuerza que una planta invoca para romper el pavimento, o la paciencia con la que el agua poco a poco va quebrando el camino con los dibujos que hace a mano alzada.
Creo que la vida se parece mucho a una autopista. A ese espacio transitorio en el que todos, en algún punto del camino, comprobamos que también fue construido para llorar.
Pero también para que puedas seguir andando.
Tienes dos bandas, una para irte y otra para volver. (aunque el camino de regreso no sea siempre el mismo).
Aprendes que la vida tiene tres carriles por lo menos. Cada uno con su propio ritmo. Te enseñan que el de la izquierda es el que está hecho para quienes saben hacia dónde van, y que el derecho se reserva para los que aún no cuentan con esa ligereza.
Así como en todo, la mitad fue hecha para decidir. El carril del medio está para ver si es que al siguiente paso le corresponde el acelerador o el freno. La gente rebasa, y parece que todos avanzan menos tú.
Parar o seguir. Siempre el mismo dilema en la autopista.
El problema es que casi siempre nos vamos por el acelerador a pesar de que no tenemos idea de hacia dónde es que estamos apurándonos. Porque muchas veces parece que lo importante de la carrera es reclamar el carril izquierdo.
Corres. Con o sin aire en los pulmones.
Quizás es tiempo de cambiarte de carril.
A veces es necesario elegir desde el espacio que te regala la pausa cuando te detienes a mirar el camino por el que vas. Puede que descubras que lo que necesitas es acelerar las revoluciones, pero solo tú sabes la vía que al momento te corresponde.
La vida es una autopista, y no siempre recta.
Me gusta pensar que las líneas entrecortadas son recordatorios de que hay un espacio por el cual siempre tenemos la opción de salir.
Como todo, es cuestión de práctica. De estudiar los baches y las curvas aunque muchas veces sean impredecibles.
La vida es una autopista.
Un camino que no espera por ni para nadie. Así que alista la direccional y que no te importe lo que el piense el resto.
Elige tu ritmo sabiendo que a la vida no le importan"los primeros puestos”.
-lunatintaypluma