He perdido la cuenta de las veces que me caí.
Y aún así no me olvido de ellas. Por eso, entre las cosas que siempre quiero recordar está la que dice que equivocarse es como andar en bicicleta. La que me asegura que equivocarse no está en la caída, si no en el momento de decidir si estoy a tiempo de poner las manos.
Pasa que cada caída es diferente, por eso es que es imposible memorizarlas, porque ni siquiera las rodillas se raspan en un mismo lugar. Y aunque no nos guste, así es como se construye la intuición, así se te va armando la brújula: con la práctica del error, andando por los caminos equivocados, y mirando a las personas incorrectas.
Te caes cuando es tiempo de decidir.
Por eso quiero equivocarme. Porque aunque no sé cuando, ya sé cómo caerme. Porque la idea de tropezar es convencerme de que puedo seguir caminando. Porque los tropiezos no son sino recordatorios, formas de regresar al camino que venimos recorriendo y saber si lo volvemos a elegir.
-lunatintaypluma