Romperse es una contradicción.
Supongo porque es la única forma de comprobar de una buena vez que siempre hemos sido indestructibles.
Nada se rompe solo y por eso es que ningún pedazo elige su forma.
Pero es que es tan difícil reconocerlos a pesar de que siempre han sido nuestros porque una herida es algo que, a como de lugar, marca un antes y un después.
Quizás sanar sería más sencillo si no nos concentráramos tanto en el antes, si en lugar de querer volver a lo que uno era, nos detuviésemos a mirar lo que ahora es.
Pero es inevitable el impulso de regresar a lo mismo, porque creemos que esa es la única forma en la que deja de doler. Y la verdad no es la herida, es el miedo lo que duele, miedo a la infinidad de posibilidades que existen para volver a juntarnos. Miedo a no saber cómo hacerlo.
Te conviertes en un rompecabezas viviente.
Lo malo es que no tienes idea de dónde va cada pieza.
Lo bueno es lo mismo, porque al final así puedes descartar las que caben, y las que ya no van contigo. (Y eso no quiere decir que estás incompleta)
Hay cosas que nos “rompen” de a poco. Cada quien (y con suerte) puede nombrar a la suya. El otro día quise hablar con esa versión mía. La rota. Es más, le hice una carta que no pensé que iba a poder escribirle, porque lo cierto es que siempre he creído que no hablamos el mismo idioma.
Pienso que ella se estancó en esa vez que nos volvimos pedazos. Por eso, si pudiera volver a ese momento, le diría:
Quisiera que sepas que después de todo volvimos a reírnos por las mismas cosas, y que al final pudimos descubrir que el dolor tampoco vive para siempre.
Querida yo,
creíste que no, pero volvimos a bailar. Y hasta la última canción regresó por nosotras.
Volvió el hambre, (esta vez sin mariposas)
y pasamos de llorar, a dar conciertos en la ducha. (aunque sabes que a veces nos turnamos.)
Querida yo,
Lo siento por echarte la culpa, siempre pensé que te faltaba algo, y tenías razón, era yo, nos falté a nosotras.
Perdóname por las veces que te hice volver a ese lugar que tanto nos dolía solo porque me recordaba a mi casa.
Ahora sé que esa eras tú. Y que siempre lo fuiste.
Querida yo,
Perdóname por tumbarte la tristeza de las manos cada vez que me la mostrabas.
Ahora entiendo que solo querías que la escuche para ver si así dejaba de seguirte.
Perdóname por dejarte la herida llena de relojes,
por apurarte a olvidar.
por darte lo que querías y no lo que yo sabía que te mereces,
por sentir vergüenza cuando llorabas.
Querida yo:
Quiero decirte que por fin me animé a hacer un mosaico con los pedazos que te cortaste.
Que sepas que nunca más volvimos a ser nosotras
y que me alegra.
Querida yo,
estamos rotas, pero bien completas.
- lunatintaypluma
A veces quisiera estar lista para decirme esas cosas, pero si soy sincera aún me cuesta
Muy bonito!! Pero que ganas de llorar me dieron..